La liposucción, también conocida como lipoescultura, es un procedimiento quirúrgico que se utiliza para eliminar los depósitos de grasa localizados en distintas partes del cuerpo, tales como: abdomen, muslos, nalgas, cuello, barbilla, brazos, rodillas, tobillos, pantorrillas, espalda… La grasa se elimina del cuerpo a través de cánulas finas conectadas a un dispositivo estéril de aspiración que se inserta bajo la piel haciendo pequeñas incisiones en las zonas a tratar. La liposucción se utiliza, en muchas ocasiones, para complementar otras intervenciones como el estiramiento facial o la abdominoplastia. Para realizar la intervención se suele emplear anestesia local y sedación, pero cuando el caso es muy extenso puede hacerse uso de la anestesia general.
Los pacientes que se someten a una liposucción, generalmente, cuentan con un peso relativamente normal pero tienen acúmulos de grasa en áreas específicas de su cuerpo. Hay que tener claro que la liposucción no es un tratamiento global para la pérdida de peso, no es un tratamiento para la obesidad. La liposucción no elimina la celulitis, los hoyuelos o las estrías. El objetivo es estético, el paciente desea cambiar y mejorar el contorno de su cuerpo.
Según los datos que publica la Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Estética, las mujeres suelen optar por la liposucción en muslos y abdomen, mientras que el hombre, generalmente, opta por el abdomen y los flancos.
Los mejores candidatos para someterse a una liposucción son aquellos que poseen un buen tono en los tejidos subcutáneos y una buena elasticidad en su piel. Las personas cuya piel carece de elasticidad corren el riesgo de sufrir flacidez en la zona del tratamiento. El paciente debe contar con buena salud, las personas con problemas de circulación, diabetes, así como sistemas inmunes debilitados no deben someterse a una liposucción. Además, los candidatos deben ser mayores de 18 años.
La liposucción no es una intervención milagrosa, debe acompañarse de ejercicio físico y de una dieta saludable y equilibrada. Hay que evitar a toda costa el sedentarismo para que los resultados se mantengan. Las células grasas que han sido eliminadas no vuelven a engordarse, ya que no existen, pero el resto de acúmulos grasos sí que pueden volver a engordar.
La liposucción se utiliza, a veces, para tratar casos específicos:
– El linfedema: se produce cuando el exceso de linfa (líquido) se acumula en los tejidos, causando edema (hinchazón). El edema se produce, comúnmente, en los brazos o en las piernas. La liposucción se utiliza para reducir la hinchazón, el malestar y el dolor.
– Ginecomastia: se produce cuando se acumula grasa bajo los pezones de un hombre. La liposucción puede eliminar parte de la grasa y reducir la hinchazón.
– Síndrome de lipodistrofia: la grasa se acumula en una parte del cuerpo y se pierde en otra. La liposucción puede mejorar la apariencia del paciente al proporcionar una distribución más natural de la grasa corporal.
De forma contraria a la creencia popular, la lipoescultura no es un procedimiento de pérdida de peso.